River calling.


Hace 5 años que llegué a Madrid, una época en la que estaba empezando a pescar de manera más «seria»: iba cada fin de semana, tenía un pequeño equipo dedicado a la carpa y empezaba a descubrir el amplísimo mundo de artículos, vídeos y foros británicos, lo que cambió mi manera de entender la pesca de manera radical.

Mi amigo Julián (@jota_cuenca) estaba por Madrid en aquel momento. Ambos veníamos de Salamanca, de hacer Kilómetros domingo sí, domingo también buscando nuevos lugares de pesca. Juli tiene una cámara pegada al cuello, buena prueba de ello es su Instagram: https://www.instagram.com/jota.cuenca/. y, junto a Javi, mi tío Nacho y algún otro buen amigo que ahora nos ve pescar desde arriba, ha retratado cada momento y rincón de la provincia que hemos recorrido, ha documentado unos comienzos, algo muy auténtico.

Pero era momento de cambiar de escenario, así que nos pusimos manos a la obra y fuimos a lo que conocíamos y de lo que veníamos: el río.

La foto que abre esta entrada esconde la historia más increíble que hemos podido vivir juntos:

Era un sábado de Noviembre, hacía un frío de cojones y estábamos agazapados en el refugio con la esperanza de que picara algo (cosa que no sucedió). Abrimos la primera cerveza y empezamos a hablar, la conversación duró poco: un estruendo, similar al de un árbol cayendo: algo venía por el río.

No te imaginas qué puede aparecer en pleno invierno haciendo ese ruido y, cuando lo vimos aparecer, enmudecimos: un gamo.

Hay algo de místico en estos animales (gamo, ciervo, corzo, etc): aparecen con elegancia y, aunque estén perseguidos por otro animal, (como era el caso y se puede ver en la foto), eligen cada paso que dan, como si ellos hubieran diseñado el recorrido.

Arrastró las líneas y fue el único animal que hizo sonar mis alarmas en un año entero. A pesar de ello, nunca me enfado con la pesca, estoy acostumbrado,  tomo como parte natural  no sacar un pez en largos periodos de tiempo.

Durante estos años, junto a mi buen amigo Antonio, hemos mapeado una zona muy reducida del río y conseguido dar con puntos muy calientes, pescando indistintamente en Verano e Invierno, de noche y de día, con cualquier cebo que se pusiese en el anzuelo, pero con un aspecto muy marcado: trabajando previamente la zona. ¿Qué significa trabajar previamente la zona?: cebado de calidad y en cantidad, no hay más secreto que ese ni más ciego que el que no quiere ver.

Siempre hemos teorizado con lo que esconden estas aguas: ambos coincidimos en que, aunque se han esquilmado las zonas de manera brutal, el río alberga joyas que rara vez han visto un anzuelo.

Antonio reconciliándose con la pesca.

Es tiempo de cambiar, de dejar que la zona descanse, de explorar, de pasar desapercibido, de abrir otra puerta. Hay que hacer acopio de mucho material y horas, no sé qué voy a encontrar ni si merecerá la pena, lo que sí sé es que el río está llamando de nuevo y, esta vez, más fuerte que nunca.

Buena pesca y feliz semana.


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